viernes, 12 de mayo de 2017

El periodo de adaptación de un perro adoptado

Pero debemos hacer un pequeño ejercicio de empatía y ponernos en el lugar del perro: de forma repentina, todas las rutinas, su entorno y sus compañeros cambiarán, y no tiene ni idea de por qué está sucediendo ni qué ocurrirá al día siguiente; si el perro viene de una protectora o perrera, el cambio es todavía más brutal: pasará de un chenil incómodo a la intemperie al calor y comodidad de una casa, ya no tendrá que compartir espacio y comida con otros tantos perros, seguramente nunca haya tenido una rutina de paseos diarios al exterior o incluso es posible que no haya paseado con correa y collar en su vida.
La mayoría de cambios que acontecen con la adopción son cambios a mejor, pero aunque así sea implican una enorme cantidad de estrés para el animal, que tiene que adaptarse de golpe a todo un mundo nuevo para él.
Los primeros días en casa
Durante los primeros días de la llegada de nuestro nuevo perro, hemos de tener especial paciencia y comprensión con él. Dependiendo del animal y de sus experiencias pasadas, puede que se muestre extremadamente activo y sobreexcitado, o por el contrario que se muestre distante y tímido; sea cual sea el caso, es importante proporcionarle el ambiente de relajación y calma que necesita para afrontar correctamente esta nueva etapa de su vida.
Debemos dejarle su espacio, que pueda moverse libremente por la casa y escoger por sí mismo si quiere permanecer cerca de nosotros, no debemos atosigarle ni darle exceso de atención. Si hay espacios donde no queremos que entre, es aconsejable restringirle el acceso cerrando puertas o poniendo vallas antes que andar detrás suyo riñéndole todo el tiempo, hemos de evitar los gritos y castigos, así como tampoco es bueno saturarlo con órdenes y exigencias tan pronto. El estrés afecta al sistema cognitivo dificultando el aprendizaje, más adelante cuando el perro esté adaptado tendremos todo el tiempo para educarle y enseñarle mediante adiestramiento y paciencia.
Los primeros días es muy importante mantener unas rutinas marcadas para que el perro se acostumbre a nuestro horario y su nueva rutina de paseos, así será más fácil que aprenda a hacer sus necesidades en la calle en caso de que al llegar no lo tenga muy claro. Tampoco es bueno que vengan muchas visitas, o llevarlo de casa en casa para presentarlo a nuestros amigos y familia, ya habrá tiempo para las presentaciones en el futuro. Los paseos han de ser relajados, que olisquee y explore su nuevo entorno con tranquilidad a su ritmo, y no debemos forzarle a acercarse a cosas que le atemoricen, puede que no haya visto nunca antes un autobús o un niño en bicicleta y habrá que darle tiempo y ayudarle a acostumbrarse de forma gradual a los estímulos nuevos.
Conociendo a nuestro nuevo amigo
Cada perro tiene sus propios gustos y “manías”, aunque hayamos tenido otros peludines anteriormente es aconsejable tomarnos nuestro tiempo en observar y aprender de nuestro nuevo compañero: qué cosas le gustan, cuáles le ponen nervioso, qué juguetes le divierten más, dónde prefiere que le rasquen y dónde le incomoda, etc. Sus señales comunicativas son amplias y variadas, es cuestión de prestar atención. Cuando el animal pida cariño podemos dárselo, pero en caso contrario tenemos que darle tiempo y no agobiarle.
Así mismo, él debe conocernos a nosotros y debemos esforzarnos en transmitirle seguridad y confianza, para que vea por sí mismo que estar a nuestro lado es agradable y decida quedarse cerca nuestro por voluntad propia. Es muy importante no soltar nunca a nuestro perro en un lugar abierto hasta que no estemos plenamente seguros de que acudirá a nuestra llamada, sería muy peligroso para él si saliera corriendo sin control detrás de otro perro o asustado por algún ruido, y por desgracia es demasiado frecuente escuchar que un perro se ha perdido cuando lo habían adoptado tan solo unos días atrás, ya que al no conocer bien el entorno se desorientan fácilmente y son incapaces de volver a casa.
La tranquilidad de un nuevo hogar
Nuestro compañero se merece un buen descanso tras una experiencia tan intensa como unirse a una nueva familia, normalmente se aconseja un período mínimo de 15 días, pero dependiendo del animal pueden necesitar meses o incluso años para adaptarse si su vida anterior ha sido dura.
Un perro abandonado puede venir con diversos traumas y problemas, desde ansiedad por la comida si ha pasado mucha hambre, carencia de hábitos higiénicos correctos si estuvo encerrado en una jaula muy pequeña sin salir nunca, o miedos exagerados hacia personas u otros animales, entre otros muchos.
El verdadero carácter del animal puede que no se muestre hasta pasado el período de adaptación, y aunque los primeros días nos parezca que el perro no tiene ningún problema es posible que se muestren pasados unos días o semanas, así como al contrario, podría ser que lo que en un principio parecen problemas de conducta sean sólo consecuencia del estrés del momento y se solucionen conforme el perro se calme y se adapte. Es muy recomendable contar con la ayuda y consejos de un buen educador canino que pueda valorar la situación de forma correcta, y en caso de haber problemas que requieran modificación de conducta poderlos solucionar de la forma más adecuada al animal antes de que empeoren.

Ayudándole a superar la etapa inicial de forma correcta, proporcionándole calma, seguridad y confianza, así como las herramientas y tiempo necesario para reducir su estrés y que se adapte a su nuevo entorno lo mejor posible, estaremos forjando las bases para una agradable y satisfactoria convivencia en el futuro con nuestro compañero.

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